Investigadores británicos dedicados al estudio del cannabidiol, compuesto del cannabis, hallaron un nuevo atributo de esta droga en sus usos medicinales y han demostrado que actúa como un antipsicótico y ayuda a restablecer la función cerebral.

El estudio fue difundido en la revista JAMA Psychiatry y representa la primera evidencia de los posibles efectos positivos del cannabidiol en este ámbito, destacando su acción directa en tres partes del cerebro relacionadas con la psicosis.

Sagnik Bhattacharyya, miembro del Instituto de Psiquiatría, Psicología y Neurociencia (IoPPN) de la universidad King’s College London declaró a medios europeos que “el pilar del tratamiento actual para las personas con psicosis son fármacos que se descubrieron por primera vez en la década de 1950 y, desafortunadamente, no funcionan para todos”. Según indica, sus resultados “han comenzado a desentrañar los mecanismos cerebrales de un nuevo fármaco que funciona de manera completamente diferente a los antipsicóticos tradicionales”.

El ensayo realizado por su equipo de trabajo contó con el financiamiento del Consejo de Investigación Médica Británico (MRC, por sus siglas en inglés), y comparó a través de imágenes el comportamiento cerebral de pacientes con riesgo de padecer psicosis, divididos en dos grupos: los que recibieron cannabidiol y los que no. A todos se les realizó una resonancia magnética y se les pidió ejecutar en simultáneo un ejercicio de memoria que requería de la utilización de tres regiones del cerebro que están involucradas con la psicosis.

La muestra de la investigación estuvo integrada por 33 jóvenes que aún no habían sido diagnosticados con psicosis, pero que se encontraban en alto riesgo porque ya experimentaban síntomas psicóticos incapacitantes. A 16 de ellos se les administró una dosis única de cannabidiol, mientras que los otros 17 recibieron un placebo. Su resultados fueron comparados, también con los de 19 controles sanos.

Los resultados revelaron que la actividad cerebral fue menos grave en aquellos que recibieron la dosis de cannabidiol que en aquellos que consumieron el placebo. Todo esto en comparación con la actividad de los sujetos sanos.

A la luz de estos resultados, el estudio sugiere que el compuesto puede tener efectos positivos para reajustar la actividad cerebral a niveles normales en pacientes con psicosis, gracias a su acción en estas tres zonas.

El siguiente paso, revelaron los autores, será realizar un primer ensayo a gran escala que cuente con la colaboración de distintos centros de atención psiquiátrica para investigar si efectivamente la droga puede ser utilizada para tratar de forma efectiva a personas jóvenes con alto riesgo de desarrollar psicosis.

“Existe una necesidad urgente de un tratamiento seguro para los jóvenes en riesgo de psicosis”, dice Bhattacharyya. “Una de las principales ventajas del cannabidiol es que es seguro y parece ser muy bien tolerado, lo que de alguna manera es un tratamiento ideal. Si tiene éxito, este ensayo proporcionará pruebas definitivas del papel del cannabidiol como tratamiento antipsicótico y allanará el camino para usarlo en la clínica”.

Estudios anteriores realizados por la misma universidad habían revelado que otro derivado del cannabis, el tetrahidrocannabinol (THC), tenía, en cambio, efectos que potenciaban la psicosis. Contrastado con los nuevos resultados, los investigadores intuyen que ambos ingredientes funcionan en oposición en el sistema neurológico y que, mientras el THC imita los síntomas de la psicosis, el cannabidiol los reduce.

Ya recientemente el cannabidiol había sido autorizado en Estados Unidos para tratar ciertos tipos de epilepsia. Ahora, el reconocimiento de la influencia del cannabidiol en tres regiones del cerebro vinculadas con la psicosis abre las puertas hacia una  mejor comprensión de esta enfermedad y amplía las posibilidades terapéuticas para este padecimiento neurológico.

Algunas estimaciones sugieren que solo en Inglaterra, cada año más de 15.000 personas presentan signos tempranos de psicosis. A pesar de que los síntomas que pueden ser muy graves, no hay tratamientos que puedan ofrecerse a pacientes con alto riesgo de la enfermedad mental debido a que los medicamentos antipsicóticos actuales pueden tener efectos secundarios graves.

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