Se reafirma la información de que las personas con lupus tienen diferencias notables, en comparación con las personas que no lo presentan, en sus microbiomas intestinales . La conclusión surge de un metaanálisis de diversas investigaciones desarrolladas en diferentes partes del mundo.
Un estudio reciente, publicado en British Medical Journal (BMJ), reafirma una información que ya había planteado hace unos años: las personas con lupus tienen diferencias notables en sus microbiomas intestinales, en comparación con las personas que no lo presentan. La conclusión surgió de un metaanálisis de diversas investigaciones desarrolladas en diferentes partes del mundo. Este resultado es importante porque, aunque ha habido mejoras en las estrategias de diagnóstico y tratamiento de la enfermedad, la eficacia del tratamiento sigue siendo reducida debido a la comprensión limitada que existe sobre su etiología y patogenia.
El lupus es una enfermedad autoinmune, crónica y sistémica que tiene manifestaciones clínicas complejas. Se caracteriza por provocar las siguientes acciones a nivel orgánico:
El microbioma intestinal es la comunidad de microorganismos (como bacterias, hongos y virus) que viven en el tracto digestivo humano. Diversas investigaciones realizadas en los últimos años enfriaron que desempeñan un papel importante en el desarrollo y la regulación del sistema inmunológico.
En particular, la evolución de la microbiota intestinal puede afectar la autoinmunidad al alterar el equilibrio entre microbios tolerogénicos e inflamatorios. Por lo tanto, los estudios sobre alteraciones en la microbiota intestinal de pacientes con lupus pueden proporcionar una nueva vía para examinar la patogenia de la enfermedad.
En el mencionado estudio de BMJ, los investigadores revisaron y analizaron los resultados de 11 estudios realizados en nueve ciudades diferentes de todo el mundo. Cada una de esas pesquisas analizó las características del microbioma intestinal de las personas con lupus en comparación con grupos de control sanos. Para llevar adelante la investigación, utilizaron dos métodos. Por un lado, para el metanálisis, Stata/MP V.16; y por otro, para reducir la probabilidad de resultados falsos positivos, la corrección de Bonferroni.
En general, los investigadores encontraron que las personas con lupus tenían desequilibrios en su flora intestinal, con una disminución de las bacterias beneficiosas y un aumento de las dañinas.
En comparación con los participantes de los grupos de control, los pacientes con lupus tienen una microbiota intestinal con un índice de diversidad de Shannon-Wiener más bajo y una riqueza de Chao1 también más baja. Por otro lado, tienen menor proporción de ruminococcaceae pero mayor abundancia de enterobacteriaceae y enterococcaceae. Asimismo, presentaron una proporción más baja de firmicutes y bacteroidetes que los participantes de los grupos de control.
Los dos grupos no tuvieron diferencias significativas en cuanto a lachnospiraceae y bacteroides.
Los investigadores creen que los medicamentos desempeñan un papel relevante en la diversidad y abundancia de las bacterias intestinales. En este sentido, las personas con lupus que tomaron hidroxicloroquina o altas dosis de glucocorticoides tienen más probabilidades de tener desequilibrios en la composición de sus microbiomas intestinales.
Como se mencionaron previamente, los investigadores desearon que los pacientes con lupus presentaban disbiosis, es decir, desequilibrios en la microbiota intestinal. Al indagar sobre las causas de este desequilibrio, platean que una hipótesis es que una barrera intestinal alterada conduce a un “intestino permeable”, lo que permite que las bacterias se transfieran a otros tejidos. Esta situación activa los factores inmunológicos y provoca autoinmunidad sistémica. La disminución de la diversidad microbiana intestinal y la reducción de lactobacillaceae pueden funcionar en esta respuesta. Otra hipótesis es que la estimulación de vías moleculares específicas por parte de la microbiota intestinal induce el lupus. En apoyo de esta última hipótesis, existe evidencia de que los ortólogos del autoantígeno Ro60 en la microbiota intestinal reaccionan de forma cruzada con las células B y las células T humanas, estimulando así enfermedades autoinmunes en un mecanismo que involucra a la bacteria ruminococcus gnavus.
Lupus.org
British Medical Journal
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