La revista Nature publicó los resultados de dos estudios que vinculan a la migraña con ciertas cuestiones metabólicas.
La revista Nature publicó, recientemente, los resultados de dos estudios que vinculan a la migraña con ciertas cuestiones metabólicas. Por un lado, una investigación desarrollada en Irán reveló que una dieta basada en alimentos inflamatorios puede influir notoriamente en el desarrollo de migrañas. La otra pesquisa encontró asociaciones entre esta patología y el metabolismo energético del cerebro.
Un estudio desarrollado en Irán evaluó la relación entre el índice dietético inflamatorio (DII) y las características de la migraña, incluida la duración, frecuencia y gravedad de las cefaleas. Se llevó a cabo desde agosto de 2019 hasta junio de 2020. Participaron 262 personas, de 20 a 50 años (38 varones y 224 mujeres).
La población del estudio estaba compuesta por pacientes con migraña, que ingresaron en las clínicas de neurología Imam Musa Sadr y Khorshid, ambas afiliadas a la Universidad de Ciencias Médicas de Isfahan.
Los pacientes fueron incluidos si cumplían los siguientes criterios:
Los pacientes recibieron un cuestionario semicuantitativo de frecuencia de alimentos (FFQ) de 168 ítems. A partir de este instrumento, las/os investigadores evaluaron su ingesta dietética de las y los participantes. Posteriormente, calcularon una puntuación de DII.
El FFQ contenía una lista de alimentos con un tamaño de ración estándar para cada uno. Se pedía a las/os participantes que informaran sobre la frecuencia de consumo de cada alimento durante el año anterior, ya fuera diaria, semanal o mensualmente.
Se encontraron pruebas que sugieren que una mayor adherencia a una dieta con propiedades antiinflamatorias estaba relacionada con una baja frecuencia de cefaleas. Se observó un aumento de 3,48 en la frecuencia de las cefaleas cuando la puntuación del DII aumentó de -4,04 a -1,83 (β =3.48; 95% CI 1.43, 5.54).
Además, los resultados sugieren que la puntuación del DII está relacionada con la gravedad de la migraña. Las/os pacientes con los valores más altos de DII tenían un mayor riesgo de padecer cefaleas graves que los que tenían los valores más bajos (OR=2,25; IC del 95%: 1,17, 4,32).
Por otra parte, la duración de la cefalea tendía a estar asociada con el DII en los sujetos con una dieta proinflamatoria en comparación con los de la dieta antiinflamatoria (β=-0,22; IC del 95%: -0,46, 0,02).
Las personas con las puntuaciones más altas de DII habían consumido grandes cantidades de aceites sólidos, grasas y dulces, así como cantidades más pequeñas de proteínas, carbohidratos, fibra total, potasio, magnesio, riboflavina, frutas, verduras, frutos secos, semillas, pescado y legumbres (todos los valores de P<0,05).
Esta asociación siguió siendo significativa independientemente de la edad, el sexo, el hábito de fumar, el estado civil, los antecedentes familiares y la actividad física (β=3,49; IC del 95%: 1,44, 5,55).
Otro estudio interesante sobre la migraña sugiere una relación entre esta patología y el metabolismo energético del cerebro. Plantea que esta problemática se suele observar con frecuencia en pacientes con trastornos mitocondriales.
Para llevar adelante la investigación, se realizó una entrevista semiestructurada a 46 pacientes afectados por trastornos mitocondriales, con el fin de evaluar la prevalencia de migraña en ellos, las posibles correlaciones entre la migraña y el genotipo o fenotipo neuromuscular, las comorbilidades, los niveles de ácido láctico y la espectroscopia de resonancia magnética cerebral.
Se exploró la discapacidad relacionada con la migraña y los tratamientos analgésicos y profilácticos.
También, se informó de un patrón de herencia materna en el 57% de los casos. Entre los hallazgos, las/os investigadores destacaron que la elevada prevalencia de migraña en diferentes fenotipos y genotipos neuromusculares sugiere que la migraña puede ser una manifestación clínica común de la disfunción energética cerebral. Esto proporciona indicios relevantes a favor de la migraña como resultado de un desequilibrio energético cerebral.
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