El CONICET fue la sede del segundo encuentro del año de la Red de Cannabis y sus usos medicinales (RACME). En la jornada se reflexionó sobre la producción, la Ley 27350 y la investigación clínica, entre otros aspectos.
En las instalaciones del Conicet, se llevó adelante el segundo encuentro del año de la Red de Cannabis y sus usos medicinales (RACME). Los asistentes se dividieron en comisiones para trabajar los seis temas más relevantes del Cannabis medicinal: la producción, la Ley 27350 que regula el uso terapéutico de la planta y sus derivados, la investigación clínica, la investigación básica, el control de calidad y las formas comunicacionales más apropiadas para elaborar mensajes sobre Cannabis medicinal.
Además de los científicos y científicas que componen la Red, concurrieron al evento diputadas/os nacionales, representantes de los ministerios de Salud, Agricultura y Seguridad, del Instituto Nacional de Tecnología agropecuaria (INTA), del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) y de la Defensoría del Pueblo de la Nación. También participaron el juez penal Pedro Pianta y organizaciones de la sociedad civil como Mamá Cultiva, CAMEDA y Canabicultores.
Después del trabajo en comisiones se celebró un plenario donde cada grupo expuso sus conclusiones. Dicho plenario estuvo encabezado por Ana Franchi, presidenta del CONICET, y Silvia Kochen, neurocientífica de la misma entidad e impulsora de la RACME.
La comisión encargada de reflexionar sobre este punto se refirió a la necesidad de incorporar a las universidades y otros organismos estatales en esta temática de estudio. Asimismo, comentó que tanto la gestión de cultivos científicos más allá del INTA y del CONICET como la importación de insumos para la gestión de calidad implicarían grandes avances en el área. La comisión subrayó, además, la importancia de que cada grupo de investigación tenga sus plantas. Por otra parte, expresó que es de vital importancia vincular a las ONG con los proyectos de ciencia básica con el fin de regionalizar los tratamientos y generar un banco de semillas autóctono.
En este aspecto, la comisión manifestó que es preciso conocer la composición y el perfil de cada producto que está circulando, para asegurar que sea seguro y estable. En cuanto a la dosificación y la posología, coincidió en que es necesario realizar el seguimiento de un grupo de pacientes, usar scores validados, establecer estrategias para lidiar con el efecto placebo, consolidar los ensayos observacionales doble ciego, y desarrollar planes de acción para que la RACME permita compartir esta información.
Los investigadores y las investigadoras que formaron parte de esta comisión explicitaron que una de las limitaciones que tienen a la hora de trabajar con Cannabis es la obtención de permisos de la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT). En este sentido, indicaron que la investigación clínica exige protocolos de este organismo, pero que la investigación básica no necesitaría que el Ministerio de Salud tenga intervención. Por otro lado, sostuvieron que en la actual legislación de Cannabis debería definirse mejor a qué se refieren los “preparados a base de Cannabis”.
Esta comisión puntualizó que es relevante plantearse las siguientes preguntas: ¿quién debería producir?, ¿para qué?, ¿qué? Además, señaló que en el artículo 5 de la Ley 27.350, que regula el Cannabis medicinal, se debería habilitar que la producción se abastezca con autocultivo o cultivo solidario. Mientras que, para la producción privada, se deberían definir los estándares de calidad. Adicionalmente, la comisión reveló que no hay números sobre la demanda de Cannabis que se tiene en producción. Para contrarrestarlo, propuso diseñar y llevar adelante una encuesta.
Los integrantes de esta comisión trabajaron sobre posibles estrategias de comunicación para tres perfiles: la población en general, los profesionales de la salud, y los usuarios, y aseguraron que es importante generar materiales que permitan derribar los prejuicios en torno al consumo y la producción de Cannabis con fines medicinales.
La comisión encargada de reflexionar sobre este aspecto, arguyó que la polémica está en el artículo 5 de la Ley 27350, ya que le otorga poder de injerencia al Ministerio de Seguridad en cuestiones de producción e investigación del Cannabis medicinal. Por otro lado, la comisión aseveró que el autocultivo, el Cannabis fitoterapéurico y el Cannabis farma son tres productos distintos y, por lo tanto, la Marihuana debería ser enmarcada en tres categorías diversas, con controles diferentes.
'-CONICET
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