Un reciente estudio señala que las estrategias de mitigación de la pandemia pueden haber llevado a un subdiagnóstico de tuberculosis.
Pese a la existencia de terapias preventivas y curativas, la tuberculosis (TBC) sigue siendo un importante problema de salud pública que se ha acentuado a raíz de la emergencia sanitaria provocada por la COVID-19. Un reciente estudio señala que las estrategias de mitigación de la pandemia, como las políticas de aislamiento y distanciamiento social, el miedo y el estigma sufrido por las personas con síntomas similares a los de la COVID-19, pueden haber llevado a un descenso del diagnóstico de los casos de TBC. Esto puede condicionar los futuros resultados del tratamiento de la patología.
La mencionada investigación reseña la evidencia disponible sobre los servicios de tuberculosis en el nivel de atención primaria de la salud (APS) durante el período de COVID-19. La información se obtuvo a partir de una búsqueda bibliográfica exhaustiva en los sitios especializados PubMed, Web of Science, Medline OVID, Medline EBSCO y Scopus. Se recuperaron 820 artículos de las bases de datos y 21 cumplieron con los criterios de elegibilidad. Por lo tanto, se utilizaron para la extracción de datos. Los temas emergentes fueron el efecto de la pandemia de COVID-19 en los servicios de TBC, las experiencias de pacientes y proveedores. También, las recomendaciones para los servicios de TBC durante el período de COVID-19 y la implementación de recomendaciones.
Según el estudio, la evidencia muestra que la pandemia de COVID-19 creó un escenario en el que se detectaron menos casos de TBC de los habituales. Este descenso obedeció a varias causas. Por un lado, el cierre de centros y proyectos destinados al diagnóstico de la TBC. Por otro, el aislamiento social preventivo obligatorio, que redujo las consultas en centros de atención primaria. Y, en tercer lugar, la disposición de la mayoría de los profesionales de la salud para el control y seguimiento de los casos de COVID-19. En este sentido, el trabajo enumera una serie casos, ocurridos en diversas partes del mundo, que confirman este panorama.
Durante la etapa crítica de pandemia, por ejemplo, las clínicas de TBC en Nueva York detuvieron temporalmente la realización de cualquier nueva prueba de tuberculosis.
Por su parte, Sudáfrica experimentó una caída del 25% en el acceso a la atención médica primaria luego del confinamiento. Así como una caída del 9% en las pruebas de TBC.
En India, un proyecto que había llevado la atención médica de la TBC a una comunidad se detuvo abruptamente después del aislamiento social preventivo obligatorio. Este proyecto tenía como objetivo lograr que un vecindario esté libre de tuberculosis. Lo logró mediante la búsqueda activa de casos y la prestación de servicios móviles de diagnóstico en el punto de atención. Durante los 3 meses de cierre nacional, se produjo una caída abrupta en las notificaciones de TBC. Además, las comparaciones directas con el mismo período de años anteriores mostraron un marcado contraste.
Otro estudio de Etiopía mostró que el flujo de pacientes había disminuido significativamente en los primeros meses del aislamiento social preventivo obligatorio. Esto, en comparación con el mismo período del año anterior.
Por su parte, un estudio en China informó que el 75,3% de los trabajadores de atención primaria de la salud fueron reasignados al trabajo relacionado con COVID-19. De manera similar, las clínicas de Etiopía se reutilizaron como centros de COVID-19.
Cuatro de los estudios registraron las perspectivas de los trabajadores de la salud y los pacientes. En ellos, los pacientes expresaron tener dificultades para acceder a los centros de atención médica. Por ejemplo, los rumores sobre el cierre de ciertas instalaciones significaron que los pacientes no buscaran atención durante un período de tiempo en Malawi. En la India, el 17,3 % de los pacientes no cumplieron con su tratamiento de TBC y otros consultaron a médicos generales y farmacias privadas para recibir tratamiento debido a la dificultad para acceder a los centros de atención médica.
Asimismo, una encuesta realizada por la asociación Stop TB encontró que, en varios países, el miedo a contraer COVID-19 mantuvo a los pacientes alejados de las clínicas.
En cuanto a los profesionales de la salud, el temor sobre la COVID-19 sumado a la falta de equipos de protección generó que muchos de ellos se negaran a ver o tratar a cualquier persona que presentara síntomas parecidos a la COVID-19. Esto ocurrió, por ejemplo, en Malawi.
Cinco estudios de múltiples autores tienen recomendaciones detalladas sobre cómo se pueden mejorar los servicios de TBC durante una pandemia. Siempre en entornos de alta incidencia de esta patología. Todos ellos coincidieron en que el uso de la telemedicina se puede aprovechar para la atención de esta patología.
En primer lugar, el asesoramiento y la clasificación médica deben realizarse por teléfono o por videoconferencia, puesto que permite reducir el número de pacientes que visitan los centros de salud.
Segundo, siempre que sea posible, la recolección de esputo debe realizarse en un área bien ventilada del hogar y el personal debe estar adecuadamente protegido al recolectar las muestras de los pacientes.
Tercero, se debe considerar realizar un cambio a regímenes de tratamiento orales y más breves. A los pacientes con TBC sensible a los medicamentos se les debe proporcionar suficientes medicamentos para la fase intensiva y se les debe indicar que solo regresen al centro de atención médica para una evaluación.
Por su parte, los pacientes con TBC resistente a los medicamentos (DR-TBC) deben cambiarse a un tratamiento oral que dure hasta la próxima visita programada.
Cinco de los estudios documentaron los cambios realizados en los servicios de TBC en respuesta a la pandemia de COVID-19. En estos centros, por ejemplo, de India y Estados Unidos, los médicos prefirieron proporcionar tratamiento oral sobre inyectables y se administró de acuerdo con las visitas médicas programadas. Los pacientes que requirieron tratamientos intravenosos los recibieron, en sus hogares, gracias a la labor de enfermeras comunitarias.
En varios países, se decidió que el inicio del tratamiento se realice en clínicas. Pero luego, los seguimientos se realizaron por teléfono.
Las clínicas de TBC en Nueva York también comenzaron a enviar recordatorios telefónicos diarios a los pacientes para asegurarse de que cumplieran con los tratamientos. En los casos en que los pacientes no pudieron utilizar la telesalud debido a las limitaciones de la tecnología, las visitas domiciliarias se realizaron de forma personalizada.
Medicina general
600 horasNutrición
80 horasSuscripción exitosa
¡Muchas gracias por suscribirte
a nuestro newsletter!