Investigadores del CONICET buscan explicaciones geográficas para la alta prevalencia de la patología en pacientes pediátricos de zonas específicas
Indagar en los vínculos entre el entorno ambiental y la aparición de casos de botulismo del lactante ha sido el foco de una investigación iniciada en Argentina por el geógrafo y becario doctoral del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), Franco Bianco, bajo la dirección del investigador Rafael Fernández.
El botulismo es una enfermedad inusual neuroparalítica causada por la bacteria Clostridium botulinum. Si bien en adultos y en otros pacientes pediátricos suele generarse por transmisión alimentaria por ingesta de productos contaminados, la Organización Mundial de la Salud (OMS) refiere que en bebés menores de seis meses la enfermedad “se produce cuando los lactantes ingieren esporas de C. botulinum que germinan como bacterias, colonizan el intestino y liberan toxinas”.
En el estudio que se lleva a cabo en el CONICET, se hace un análisis de los factores geográficos que tienen influencia en la distribución y prevalencia en el suelo de esporas de C. botulinum, que estarían relacionadas con el botulismo del lactante.
De esta forma, se podría explicar el hecho de que entre recién nacidos y pacientes pediátricos de algunas poblaciones particulares se observe mayor prevalencia de esta patología, en comparación con lugares cercanos. Ese caso ha sido notorio en la provincia de Mendoza, Argentina, donde se acumula el mayor número de casos de botulismo del lactante registrados en el país.
En un comunicado emitido por el CONICET, Bianco declara: “la espora es la forma resistente de la bacteria que se encuentra en el ambiente, especialmente en el suelo, que es su principal reservorio. Puede vivir muchos años en estado de latencia y es termoresistente. En zonas áridas como Mendoza, con áreas de producción agrícola, los lactantes suelen tener mucho contacto con la tierra, donde se deposita esta espora, que puede ingresar al organismo por ingesta o inhalación. Una vez adentro, la espora se convierte en la bacteria que genera las neurotoxinas que afectan al sistema nervioso”.
En particular, la mayor cantidad de registros dentro de esa provincia se da en la comunidad de Valle de Uco, una comunidad predominantemente agraria. “El Valle de Uco está entre la cordillera frontal y cerrilladas pedemontanas, cualquier tipo de viento genera bolsones de aire que mueven miles de partículas, entre ellas las esporas de botulismo. Si el niño entra en contacto con esa tierra, ya sea de forma directa o a través de su familia -que muchas veces la transporta en la ropa- puede adquirir la espora”, detalla el becario.
Conocer estas características significaría un paso en frente para emprender medidas de prevención en pacientes pediátricos y promover la detección temprana de esta patología.
Sobre los síntomas de esta enfermedad en menores de seis meses, la OMS precisa que “en los lactantes, los síntomas clínicos incluyen constipación, pérdida de apetito, debilidad y llanto alterado y una apreciable pérdida del control de la cabeza”.
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